Wednesday, April 14, 2010

"Ni feo ni peti ni gorda ni flaca", artículo de Agueda

Ni feo ni gordo ni vieja ni flaca.

Uno de los retos más grandes para aprender a asesorar es dejar de usar ciertas palabras. Las pensamos todos, las decimos todos, hasta que nos entrenamos a no hacerlo en beneficio del cliente. Toda la verdad, pero con palabras sin denotación negativa.
Sucede que cuando viene a consultarnos alguien, viene pensando en lo que no le gusta, lo que no funciona;  lo que nosotros debemos ver, primero, es lo rescatable, segundo, lo mejorable. Sus ventajas y desafíos (lo bueno y lo malo en idioma común; defectos y virtudes suena horrible, no?)
¿Por qué nos complicamos? Porque eres lo que dices.  Porque la manera de hablar no sólo habla de tu cliente, sino que el habla te define a tí.  Si tu madre se horrorizaba cuando decías malas palabras fuera de la cancha de futbol era porque, justamente, pasas a ser lo que dices. 
El asesor, usando nuevas palabras exactas sin denotación negativa, logra que su cliente se vea de manera más justa, no como lo ve la sociedad.  La palabra feo, gordo, flaco (para quien lucha por comer, es terrible también), viejo y demasiado alto son derrumbantes. El cliente agradece el respeto de las palabras justas, agradece la cautela (no todo lo que se ve, es), agradece el cuidado a su autoestima.

Y no se miente, nunca se miente como asesor. Fácil para el que su cultura es bien directa al expresarse, difícil para otras culturas que no permiten la mera verdad a la luz del día.  Pero el asesor trabaja sólo con la verdad y se expresa en positivo para optimizar esa imagen que no gusta tanto, pero tan cambiable, por otro lado. Pero no la escondemos, no. Sólo que empezamos por subrayar lo bueno, y todo cambia a partir de allí.

En Imagen Personal, los "rollos" son curvas, la gente gruesa tiene redondeces y figuras llenas; las personas gordas son voluminosas, robustas y musculosas también, si hay músculos.  En la práctica, esto los lleva a vestir la ropa con movimiento mejor que la ropa llana, y ciertas telas fluyen en ellos mejor que los que no las tienen. Y si tienen problemas alimenticios, mejor aún ser claros y positivos y buscar un vestir más alegre, más adecuado, más profesional pero no más aburrido por el sobrepeso.

En Imagen Personal los flacos tienen cuerpos lineales, no son flacos; de huesos grandes o chicos pero tienen una figura lineal (lo que los lleva a vestir tan bien lo recto, claro y ciertas líneas, no otras cosas). No todos los flacos quieren serlo, por otro lado. No siempre "qué flaca estás!" es un cumplido.

¿Nos entienden cuando hablamos así? Claro! Y al cliente le encanta. Porque le quitamos la denotación negativa (no fea) que le da la sociedad y que los frena en seco. Y no pueden avanzar, por eso las palabras comienzan el cambio.

Hay otra razón:  lo que yo digo como asesora no es tal porque yo lo diga. Lo digo y sostengo porque estudié.  Cómo me exprese denota qué posibilidades veo de cambio, y expresarme bien es crucial para darle un nuevo significado POSITIVO. No es "porque yo lo diga", es porque así es tu cuerpo, tu forma de ser y lo que muestras. Además te estoy dando soluciones. Las palabras con denotación negativa no las dan.

Para el final ya le mostré a mi cliente cómo vestirse mejor porque puede con lo que es hoy, cómo comprar con el presupuesto que tiene hoy (sólo puede romperlo si están por ascenderlo, entonces invierte, no gasta), cómo usar su lenguaje corporal y mucho más.
El cliente, después de horas, días o semanas, se RE-DEFINE.

 En la asesoría,  ellos aprenden a recordar que de niños, y los que tienen suerte, de jóvenes también, se sientieron espléndidos, únicos, útiles y plenos.

Re-aprenden el sentimiento y aplican las posibilidades nuevas de cambio y renovación personal.
¿Lo recuerdas tú?
¿Se te nota?
Si no es así, llama a tu asesor más cercano cuanto antes. En positivo.